¿Deberías estar practicando en este mismo momento?


Tocar mejor. Eso es lo que todos los bajistas y guitarristas queremos conseguir cada vez que agarramos nuestrinstrumento. Y no se trata solo de mejorar solamente desde un punto de vista técnico: tocar más rápido, hacer buenos slap, mejorar nuestro walkingbass, afinar bien esos bendings, memorizar escalas... Se trata de poder expresarnos un poquito mejor cada día que pasa tocando nuestro instrumento.

No hay ninguna fórmula mágica ni receta infalible para lograr este objetivo. Desde luego, unos tienen ciertas facultades innatas que les ponen un poquito más al alcance esta meta. Para los demás, y para todos, al final del día, será el trabajo duro el que nos permita mejorar. Créenos, no hay nada mejor que tocar cada día para mejorar. No es necesario hacerlo muchas horas, pero es más productivo hacer un poco cada jornada, antes que darnos un atracón una vez cada quince días. Dicho lo cual, aquí os dejamos 10 consejos para que, paso a paso, consigamos parecernos a es músico que queremos ser.

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Usa un metrónomo
La primera recomendación, en realidad, ya la tienes en el párrafo anterior. Haznos caso, y verás como mejoras a ojos vista. Pero ve un poco más allá, y emplea en cada sesión de práctica un metrónomo. No tiene por qué ser exclusivamente una claqueta: usa una pista de batería, si te resulta más cómodo y musical. Pero intenta siempre tocar siguiendo el tempo. Esto desarrollará tu sentido del ritmo, algo tan necesario tanto tocando acordes, como riffs y, no te confundas, solos. Presta atención a los acentos, y poco a poco te resultará algo tan natural como agarrar la púa. Las cajas, fíjate en las cajas: no es solo el bajista el que debe fundirse con la batería. Luego, irás desarrollando la habilidad de tocar “entre” los tiempos, enriqueciendo aún más tu estilo.

Toma clases
No todo el mundo tiene el tiempo o el dinero para hacerlo, pero podemos asegurarte que tomar clases de guitarra es un billete directo a mejorar mucho en poco tiempo. Siempre que des con un buen profesor, y te le pongas ganas al asunto, claro. El fijarse en cómo lo hace alguien con más experiencia, y el tocar frente a alguien que puede corregirte objetivamente, además de ofrecer buenos consejos y buenas prácticas, es una de las mejores inversiones que puedes hacer. No lo dudes: recibir lecciones de guitarra o de bajo, da sus frutos.

Toca con otra gente
La música no está ahí para hacerla uno solo. Tocar en tu habitación puede ser muy divertido, y puede que estés haciendo grandes progresos. Pero nada es comparable a tocar con otra gente. No es solo que puedas aprender de lo que hacen los demás. Que también: nada mejor que tocar con un bajista y un baterista para entender qué función tiene cada instrumento, y cuál es la nuestra. Y nada mejor que tocar con otros músicos mejores que tu para comprender en toda su dimensión el sonido de nuestro instrumento, y la importancia del arreglo y el tono. Pero no se trata solo de eso: tocando con otra gente se desarrolla un sexto sentido, que a veces parece mágico. Una forma de entenderse casi sin mirarse, solo escuchándose unos a otros. Eso es la música, y es algo que todo guitarrista debe aprender para considerarse, en fin, guitarrista.

Aprende canciones, usa tu oído
Todos tenemos una legión de maestros ahí, al alcance de nuestra mano. Concretamente, en nuestra colección de discos. ¿Por qué no aprender cada semana una canción nueva? Pero a conciencia, aprendérsela de pé a pá. Es una forma inigualable de ponerse retos a uno mismo, forzarse a mejorar para dominar un tema que se nos resiste. Y, por el camino, aprender nuevos recursos, nuevas figuras, nuevos riffs, y hacer un máster personal en armonía y estructura musical.

Para rizar el rizo, intenta usar solo tu oído. Sí, de lleno en este siglo XXI tenemos a nuestro alcance todas las partituras que podamos desear de casi todos nuestros grupos favoritos. Pero oblígate a escuchar e imitar: es la mejor forma de poner a tu oído en plena forma, y aprender a distinguir de forma natural intervalos y tonalidades. ¡Haz la prueba!

Improvisa
Pero no te centres en la creatividad ajena. Ve un poco más allá del imitar, y comienza a dar rienda suelta a la tuya. Hazte con unas cuantas bases o backing tracks de los géneros que más te gusten, y lánzate a improvisar sobre ellas. Prueba a construir solos sobre la marcha empleando todo lo que sabes (escalas, figuras aprendidas en canciones, etc.), combinándolas y alterándolas. Pero sobre todo, dejándote llevar. Pero no te quedes ahí: prueba también a tocar riffs que casen bien con la base, o figuras armónicas. En definitiva, date la oportunidad de improvisar.

¡Toca despacio!
No corras. No hay nada peor en nuestro camino para ser mejor guitarrista que tener prisa. Cuando estés aprendiendo temas, figuras, solos, o repasando ejercicios, empieza siempre con un tempo lento en tu metrónomo. Asimila cada cosa tocándola muy despacio, y poco a poco ve subiendo de velocidad. Es la manera más efectiva de que tu cabeza y tus dedos comprendan completamente el ejercicio. Además, si eres capaz de clavar el ritmo y los acentos con un bpm bajo, todo sonará mucho más compacto cuando aumentes el tempo.

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Vigila tu mano derecha
Muchos guitarristas creen que toda la responsabilidad a la hora de tocar recae en la mano izquierda (o derecha, si eres zurdo... la del mástil, vaya): fuerza en los dedos para realizar bendings, velocidad en la digitación... Mientras, le prestan poca atención a la derecha. ¡Mal! Te aseguramos que muchas de esas figuras y riffs complicados que se te resisten, estarán mucho más al alcance si te centras en que tu mano derecha lleve bien el tempo. De manera constante. Todo el rato Machaca la púa-contrapúa como si fuera una regla sagrada: ya habrá tiempo de romper con ella cuando esté asimilada. Y acostúmbrate a que tu mano derecha siga constantemente el beat de la canción, estés tocando acordes o licks. Esto te forzará a tocar a contrapúa cuando realmente toca, y te ayudará a que los acentos caigan realmente en su sitio.

Huye de tu zona de confort
No te acomodes. Es muy fácil que, cuando agarramos nuestra guitarra, nos dejemos llevar tocando cosas que tenemos ya asumidas. Es divertido, nos permite expresarnos y dejarnos llevar... Pero podemos caer en un círculo vicioso: cuando tengas esa sensación de que “siempre toco lo mismo”, es que necesitas huir de tu zona de confort. Prueba escalas nuevas, o toca las que ya conoces en zonas del mástil que frecuentas poco. O prueba con figuras sacadas de otros estilos. Fuérzate a ello y saldrás del callejón.

También puedes probar a dejar a un lado la púa, y tocar solo con los dedos. Algo a lo que no estarás acostumbrado y te obligará a tocar de forma distinta. O cambia de guitarra... ¡o incluso de instrumento! Busca siempre un nuevo desafío que te ponga al límite y te permita seguir avanzando.

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Escribe canciones
No te limites a aprender escalas y temas ajenos. Deja fluir tu creatividad y compón temas propios. No intentes que sean todo un hit o algo revolucionario de buenas a primeras. De lo que se trata es de poner en práctica tus conocimientos y comprobar cómo funcionan... en el mundo real. Escribiendo canciones aprenderás mucho sobre qué cosas funcionan y cuáles no, cuándo hay que tocar más y cuándo menos... Algo que todo guitarrista debería aprender más pronto que tarde.

Escucha mucha música
Y no solo de tu estilo. Fíjate en otros instrumentos, intenta imitar su fraseo, fíjate en arreglos, en estructuras armónicas... Escucha mucho y de todo. Asimílalo, y ponlo en práctica en tu propia manera de tocar, componer y aportar en los temas de tu banda. En la música todo vale si el resultado final es memorable. Y tu personalidad como guitarrista puede construirse a partir de influencias inesperadas.

Y un consejo extra... Céntrate en tocar, no en el equipo.
No te distraigas. No más de la cuenta, al menos. Los guitarristas tendemos a darle mucha importancia al equipo: los pedales, los amplis... ¡los cables! Pero no olvides nunca esto: los grandes guitarristas suenan bien con cualquier equipo que les pongas delante. ¿El tono está en los dedos? No exclusivamente, pero algo te puede hacer sonar mejor no te hará tocar mejor necesariamente. Si muchos invirtiéramos tanto en tiempo en tocar como en perseguir equipo...



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